lunes, 28 de agosto de 2006

Cerrado por vacaciones...

Agosto agoniza, lo sé.


Lo sé porque hoy en la oficina había más mesas ocupadas con extraños personajes de piel morena recién llegados de sus vacaciones; lo sé porque en el metro empieza a haber menos sitios libres; lo sé por los emails de amigos que te cuentan que ya han vuelto al trabajo después de pasarlo pipa. Pero sobre todo lo sé porque van desapareciendo los carteles de "Cerrado por vacaciones".

Verlos en algunas tiendas de mi pueblo, o en otras del barrio donde se encuentra mi lugar de trabajo, me han traído a la memoria los meses de agosto cuando era más pequeño. Aquello sí que era una manifestación auténtica del cerrado por vacaciones: las tiendas que habitualmente veías abiertas cubrían sus escaparates con papeles lisos o de periódico, o echaban directamente el cierre metálico donde podía verse reflejada tu decepción al preguntarte dónde demonios ibas a encontrar ese artículo que siempre comprabas en el mismo sitio y que, por ser así, ni te planteabas que pudiera comprarse en ningún otro lugar.

El estanco, el quiosco de los periódicos, las galerías de alimentación (cada vez más difíciles de encontrar entre tanta gran superficie) cerraban por las tardes, o durante todo el día una quincena o el mes entero, si es que la cosa había ido bien durante el resto del año. Incluso si no había ido bien, no quedaba más remedio que cerrar, porque tanto los proveedores como los clientes habían colocado también su cerrado por vacaciones.

Hace ya algunos años hubo en Madrid una campaña denominada "Abierto por vacaciones". Se trataba básicamente (al menos así lo entendía yo) de romper con esa imagen de comercios cerrados con cartel "Cerrado por vacaciones del tal al tal de agosto". Las grandes superficies abrían todos los domingos del mes (se nota quién puede), y no niego que era y es muy cómodo, pero no puedo olvidar tampoco el encanto que tiene ese Madrid medio vacío: cerrado por vacaciones.

No hay comentarios: