lunes, 15 de diciembre de 2008

Periodismo de bazar


El título de esta mirada no estoy del todo seguro de si era así o con los sustantivos en el orden contrario, pero es una expresión que un día escuché al periodista Antonio Casado en una tertulia radiofónica, y me pareció de lo más adecuado.

Se refiere a ese fenómeno que diría que ha invadido la prensa, por el cual es posible hacerse con cualquier tipo de objeto simplemente comprando una serie de días el periódico en cuestión y según el objeto del que se trate a veces es necesario una aportación económica extra.

No es raro ver día sí día también anuncios del tipo “consiga esta increíble cámara digital con tal y cual prestaciones por el increíble precio de x euros junto con el periódico...” ¿verdad?

Hace unos años recuerdo que en sus comienzos, el diario La Razón presumía en uno de sus anuncios que no iba a cargar al lector con coleccionables y cosas por el estilo, algo que por aquella época se daba bastante en sus competidores. Me pareció muy bien, el problema es que el tiempo se encargó de dejar en el olvido ese supuesto compromiso.

Desconozco el negocio editorial, pero el periodismo de bazar me pone de los nervios, y más allá de un reclamo o un sistema de fidelización, como lo denominaba un amigo, a veces me da la impresión de que deja en un segundo plano lo que en un periódico debería ser lo primero: la información y su forma de transmitirla, con su línea editorial e ideología.

Dicho esto, reconozco que más de una ocasión he caído en la tentación de adquirir tal o cual diario o revista tan solo por el regalo que se incluía. De hecho, la enciclopedia que hay en mi casa se la encargamos a mi suegro aprovechando que compraba El País cada domingo. No me enorgullece, y hace mucho tiempo que intento huir de algo que en cierto modo me parece competencia desleal, aunque supongo que es otra consecuencia más de la globalización.

No sé si algún día los diarios de información volverán a ser sólo eso, que no es poco tal y como está el patio.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Universitario de nuevo

Cuando hace unos días durante el bautizo de Andrea brindaba con familiares y amigos por el hecho de que en dos días empezaba en la universidad, algún graciosillo me decía "un poco mayorcito para empezar en la universidad, ¿no?"

Lo cierto es que empiezo en la universidad, sí, pero no como estudiante sino como currito o PAS (Personal de Administración y Servicios) que es como nos llaman por aquí.

Vengo en transporte público, lo que me deja mucho tiempo para mirar alrededor y ver un montón de chicos y chicas de diecimuchos o veintipocos que van y vienen. A veces les envidio, porque soy consciente de que no aproveché de verdad mis años de universitario; tenía la cabeza en otras cosas.

Ahora lo veo desde la barrera, pero también integrado laboralmente en todo este mundo universitario. Estoy en el Gabinete de Informática de una escuela superior de ingeniería. La acogida de mis compañeros, el ambiente general, lo que estoy aprendiendo, no tiene nada que ver con lo que he vivido los últimos años, y tengo que decir que me resulta alentador. Este ambiente universitario es distinto, más estimulante, más lleno de color, y me alegro de haber cambiado, porque nunca he estado más seguro de haber acertado con una decisión, aunque la palabra interino planee en el ambiente; pero todo es cuestión de borrarla con el tiempo...

Se busca sistema operativo (II): Debian en el portátil...

Bueno, pues ya he iniciado mi búsqueda de sistema operativo. Quizá esta mirada de hoy te resulte algo tediosa por lo técnico del asunto. Te eximo de asomarte si así lo crees conveniente.

He desempolvado mi fallido media center, y al encenderlo he visto que tenía instalados el Open Suse, el Windows XP y el Windows 2003. Ya ni me acordaba de lo que había.

Como me ha dado un poco de pereza ponerme con ello, he optado por meterme de lleno en mi viejo portátil Airis, que ya tiene la friolera de 7 años. Con semejante historia a sus espaldas, pretendo encontrar algo que no me exija demasiados recursos (es un Pentium III a 1 GHz con 384 MB de RAM, de los cuales 64 se los queda la tarjeta gráfica)

Puesto que soy un poco cagado, lo reconozco, y que a lo mejor Ana también tiene que usarlo, primero he instalado un Windows 2000 al que le pondré lo básico, procurando que mi delito sólo se quede en el S.O. y no en el resto de programas.

A partir de ahí, he utilizado una aplicación que se llama Unetbootin que lo que hace es permitirte instalar distribuciones linux sin necesidad de tener que grabarte la imagen correspondiente en un CD. Te descargas la imagen y él se encarga de lanzar la instalación.

Previamente había intentado buscar distribuciones ligeras. Tras un par de intentos fallidos con Zenwalk, TinyMe, y alguna más, finalmente dije "a la mierda" voy a instalar Debian, que es la que tienen por aquí algunos compañeros de trabajo (la siguiente mirada tendrá que ver con mi nuevo trabajo).

La verdad es que todo fue sobre ruedas, y al final se me ha quedado instalado un Debian Lenny (quién me lo iba a decir) de lo más aparente. Intentando optimizar un poco con el entorno gráfico, he sustituido Gnome por Xfce, y de momento no estoy del todo descontento. No es que vaya como una moto, pero no está mal. Aunque este navegador que trae, no sé, no sé, se me cierra cuando le da la gana, y el reproductor de flash no es que vaya muy rápido, pero esto es sólo el comienzo, y ya no hay quién me pare... Aquí una muestra del resultado:




viernes, 14 de noviembre de 2008

Radio oeste

Venía escuchando música en la radio y no sé por qué me ha venido a la cabeza Radio Oeste.

Radio Oeste era una emisora de FM que emitía desde Pozuelo de Alarcón en los años 90. Ponían canciones de todo tipo y sin interrupciones (el locutor hablaba sólo entre canción y canción), y me acuerdo que nos pasábamos horas escuchando y con el radiocassette preparados para grabar alguna canción que nos gustara.

Resultaba emocionante pasar por delante del edificio donde emitían -muy cerca del ayuntamiento- y ver a algún locutor. Y es que en esa época cualquier acercamiento, por pequeño que fuera, a un medio de comunicación era todo un acontecimiento. Ver por la calle a algún famoso que salía en la tele, presenciar de lejos la grabación de algún anuncio, e incluso salir en la televisión aunque fuera de pasada era lo más de lo más.

Ahora, como sucede con tantas cosas, los medios de comunicación son algo cotidiano y normal en nuestra vida. Poco o nada nos sorprende ver en la calle una cámara o un periodista micrófono en mano buscando la opinión de algún viandante sobre cualquier tema con el que rellenar el correspondiente programa, lo mismo que no sorprende abrir el grifo y ver que sale agua.

Si hay que buscarle un lado bueno a esto es que perdidas entre tanta cotidianidad aparecen de vez en cuando cosas aparentemente insignificantes pero que me devuelven esa capacidad de sorpresa e ilusión. Las cosas pequeñas vuelven a tener sentido entre tanta globalidad: una sonrisa, un abrazo, el gesto de un niño, un detalle de amabilidad, la contemplación de un paisaje o de un atardecer...

En cuanto a Radio Oeste, no sé qué fue de ella...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Invadidos

De un tiempo a esta parte me ha dado por pensar que quizá se avecina una guerra, porque no hago más que ver tanques por las calles y carreteras.

No, no te alarmes, es sólo una forma de hablar. Esos tanques no son más que una metáfora de los mastodontes de cuatro ruedas tipo todoterreno que tanto se están vendiendo últimamente.

A mí personalmente es una clase de coche que no me atrae, ni desde el punto de vista estético ni desde el punto de vista práctico, que es en lo que más me fijo normalmente. Porque sí, da gusto ver un coche bonito lo mismo que repatea ver diseños horrorosos, pero al final soy de esas personas que ven en el coche nada más que un instrumento para ir de un sitio a otro, y no una fuente de placer visual o sensorial como muchas veces la publicidad nos intenta vender.

Me parecen los todoterrenos vehículos poco o nada prácticos. Cuestan mucho, consumen más; sólo el gasto en neumáticos creo que me marearía, y tiene todos los inconvenientes de un coche grande. Puedo verle el sentido en determinadas zonas rurales, pero no en ciudad, donde ocupan mucho, consumen mucho, y no pegan ni con cola. Opinión personal, por supuesto.

Es una moda, como todo, pero me parece a mí que lejos de ser pasajera, va a más cada día, y son muchas las marcas de gama baja que también están sacando sus versiones de este tipo de vehículos.

Sólo espero no ser invadido en ningún sentido por ellos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Se busca sistema operativo


Siempre he usado Windows, como la mayoría de los mortales. Es lo que toca, es lo que todo el mundo usa y tiene instalado en su ordenador personal.

Hace unos años, cuando me compré el portátil, me interesé por Mandrake, una distribución GNU/Linux, pero no conseguí que funcionara bien y lo dejé aparcado.

Desde hace ya un par de años retomé el tema GNU/Linux, aunque tengo que reconocer que sin la dedicación que sospecho que requeriría, y actualmente tengo Ubuntu conviviendo con Windows XP en mi ordenador de sobremesa de casa, y OpenSuse conviviendo con Windows 2000 en el ordenador portátil.

En estos últimos días estoy replanteándome abordar el tema de nuevo, pero además de los ya citados, estoy barajando la posibilidad de probar otros, en concreto OpenSolaris y ReactOS, que por sus características están cerca de GNU/Linux y de Windows XP respectivamente.

En el caso de estos dos últimos no hay mucho problema, porque son lo que son y no hay más donde escarbar, pero el tema de GNU/Linux es un poco más complicado.

El problema es elegir la distro concreta, porque las hay para todos los gustos. Más o menos orientadas al usuario final o al usuario más geek y avanzado. Más o menos sencillas de instalar. Más o menos fieles al concepto GNU. Más o menos configurables. Más o menos...

Como esto es muy complicado y tengo un PC en casa muerto de risa, creo que voy a mirar la forma de instalar de todo y probar, a ver por cuál me decido. Ya te contaré si merece o no la pena "pasarse al lado oscuro", como dice un amigo.


lunes, 20 de octubre de 2008

Mareado con las cifras

Todos los días escucho bailes de cifras, ceros arriba, ceros abajo, y es mareante. Con esto de la crisis hablan de gobiernos al rescate, de bancos al rescate, de bancos en quiebra, y no paran de dar cifras que a mí me acaban mareando.

Esta mañana leía no sé dónde que mientras los países desarrollados se esmeran en salvar este sistema capitalista en crisis, millones de personas mueren de hambre cada año (19 millones de niños). No me voy a poner demagógico pero no deja de ser menos cierto lo que también comentaba el otro día un tertuliano en la radio: lo fácil que es disponer de miles de millones para salir al rescate de bancos y sistemas en crisis, y lo mucho que le cuesta a las administraciones encontrar dinero para partidas dedicadas a fines sociales. De erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, ya ni hablo.

Entre tanto baile de cifras escuchaba hace un rato en la radio la última: mucho dinero, al menos para mí, le queda al candidato republicano a la Casa Blanca -McCain-, unos 86 millones de dólares para gastarse en estos 15 días que faltan para las elecciones. Pero eso no es nada comparado con lo que ha recaudado y o le queda o está gastando el candidato demócrata -Obama- unos seiscientos y pico millones. ¡Qué disparate! El mareo me ha dejado sin palabras.


Lo bien hecho bien parece

Hay crisis económica. Eso dicen sin parar los medios. Que está muy malita la cosa, que los bancos están temblando, que los gobiernos de los países están echándoles una mano para que no se vayan a la quiebra...

Esta mañana me he levantado y he escuchado en la radio que el gobierno holandés ha realizado una inversión de 10.000 millones de euros en el banco ING. Uy, uy, uy... es lo que muchos habrán pensado.

Yo tengo una cuenta naranja en ING Direct desde hace bastantes años, aunque la verdad es que apenas tengo dinero metido, pero últimamente me estoy planteando -como dicen en su publicidad- nominarme, esto es, domiciliar mi nómina en este banco. Claro, con semejante noticia no he podido evitar la curiosidad de entrar en su web para ver si habían reaccionado o no.

Pues lo han hecho, y yo creo que de la mejor de las maneras posibles. Está visto que los departamentos de prensa y relaciones públicas funcionan a las mil maravillas. En la portada de su web han colocado un par de mensajes que no sólo informan de la noticia, sino que además tranquilizan a los clientes. Por supuesto, no tiene por qué responder a la realidad pero al menos a mí me tranquiliza. Aunque simplemente se trate de buscar la cara positiva a la noticia, ya merece la pena.

Ojalá otros hicieran lo mismo en lugar de intentar presentarnos siempre las cosas de manera negativa y pesimista...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Ediciones especiales

Seguimos con temas relacionados con la música.

Piratería. Derechos de autor. Canon. Son palabras que se oyen mucho en medios, presentaciones de discos, entrevistas a artistas...

Es un tema complicado, sí. Hay visiones para todos los gustos. Muchos artistas enarbolan la bandera contra la piratería, en defensa de sus derechos de autor. Legítimo, por supuesto. Otros menos mediáticos se adaptan a los nuevos tiempos y en menor o mayor medida hacen bueno eso de "si no puedes con tu enemigo, únete a él".

La tecnología ha evolucionado, y esto de la piratería no es lo que era. Hemos pasado de las cintas grabadas que te vendían por la calle o en los mercadillos al P2P pasando por el topmanta repletito de CDs. Pero a mí me gustaría saber si todos estos artistas heridos que defienden a capa y espada un canon que mete a todo el mundo en el saco de los delincuentes han comprado toda la música que han escuchado durante su vida o si, como hemos hecho tantos, se han grabado en un cassette tal o cual disco que se había comprado un amiguete. Para mí es exactamente lo mismo, sólo que cambia el formato, y que el efecto es mucho más exponencial.

Como decía antes, algunos artistas se las ingenian para dar valor añadido a sus trabajos, y me parece genial. Otros sólo quieren difundir su música y cuelgan gratis sus canciones en distintos sitios. Que me baje música vía P2P no significa que compre menos CDs originales.

Pero con esto de los CDs hay un asunto que me repatea, y mucho. Es el tema de las ediciones especiales. Sí, esas que salen a la venta unos meses después de haber sacado la primera edición del disco, y que suelen incluir las mismas canciones, más algún extra en forma de tema inédito, DVD, o cualquier otra cosa que justifique el adjetivo "especial".

A MÍ ME PARECE UNA FALTA DE RESPETO. Sí, una falta de respeto a la gente que con toda la ilusión del mundo se compra el mismo día que sale a la venta el disco que tanto tiempo ha esperado escuchar de su artista o grupo favorito. Resulta que al cabo de unos meses sale una edición mejor, pero que coincide en un porcentaje alto con el álbum original. ¿Y entonces qué? ¿A comerse el primero con patatas? ¿A renunciar a los contenidos extra de la edición especial por haber sido un fiel seguidor?

He llegado a la conclusión de que al final casi es mejor descargárselo primero, escucharlo, y si con el tiempo sale una edición especial e interesa, comprarla. Lo siento, pero en este tema lo tengo claro: no al cánon y no a las ediciones especiales tal y como están concebidas ahora. Sí a la imaginación y al respeto a los seguidores.


lunes, 29 de septiembre de 2008

De reencuentros y sombras alargadas

Tengo que reconocer que últimamente no escucho apenas música, pero estos últimos días me he reencontrado con dos grupos que de una forma u otra siempre han estado en mi lista de favoritos: Presuntos Implicados y La Oreja de Van Gogh.

Resulta que este reencuentro ha venido acompañado de varias coincidencias, tales como que a ambos grupos les tenía un poco perdida la pista en sus últimos discos o que ambos acaban de sacar nuevo disco.

Pero la coincidencia en la que quiero centrarme hoy tiene que ver con una de sus señas de identidad: sus respectivas vocalistas.

Hasta ahora aparte del sonido característico de cada grupo, Sole era Presuntos y Amaya era La Oreja (de Van Gogh, se sobreentiende). Era algo, al menos para mí, indudable. Pero hace tiempo que ambas decidieron seguir su carrera en solitario. Sole de hecho tiene dos discos; de Amaya no sé nada, aunque supongo que estará preparando algo.

Confieso que en el caso de Presuntos pensé que esta marcha supondría definitivamente su final, porque Sole es mucha Sole, y me costaba imaginar otra vocalista en su lugar. Y en La Oreja, la sensación era parecida, aunque menos.

Y mira tú por dónde que ambos grupos sacan disco y presentan nuevas vocalistas. Ahora Lydia es Presuntos y Leire es La Oreja. De un par de días para acá he escuchado varias veces ambos discos con mucho interés.

Sí, las sombras de Sole y de Amaya son alargadas, pero debo decir que Leire encaja a la perfección en ese sonido que sigue siendo característico de LODVG, y no desmerece en nada a su predecesora. Lo de Lydia es otro tema, que merece mención aparte.

Como decía antes, Sole es mucha Sole, y su sombra es bien alargada. Sí, Lydia lo tenía complicado, pero decidí concederle el beneficio de la duda. Y si bien mi primera impresión fue de que esta chica cantaba un poco encogida, quizá consciente de la responsabilidad que es sustituir a semejante voz, después de escucharla varias veces creo que puede aportar mucha frescura al grupo, y que todo es cuestión de tiempo.

Habrá que ver por otra parte cómo se desenvuelven en directo, y sobre todo, el efecto que produce escuchar en su voz temas que todos estos años han estado unidos a las de sus predecesoras.

Lo dicho: ahora Lydia es Presuntos y Leire es La Oreja. Bien por ellas y sus grupos.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Andrea, por fin

Hoy no me voy a perder en las palabras. Basta una imagen y lo que me sale de dentro.

Andrea. Preciosa. Nuestra niña. Nuestra bichiya.
Ya está aquí.






viernes, 29 de agosto de 2008

Sólo canciones


Huyo cada vez más de los dogmatismos de cualquier tipo, de las frases que intentan sentar cátedra y más aún en lo que a gustos se refiere. Huyo de quienes las pronuncian e intento no ser parte de ese grupo.

Esta declaración de principios, aparentemente muy genérica y contradictoriamente tajante es la que quiero que sirva de base para esta mirada de hoy. Realmente es una mirada que empecé hace más de un año, pero como los canciones o cualquier obra de arte, algunas tardan más en salir que otras.

Al igual que sucede en casi todas las facetas artísticas, es complicado medir la bondad o no de una determinada pieza musical, sea del estilo que sea. No sé si existe alguna forma de hacerlo más allá del criterio personal de cada uno; imagino que algún entendido podrá llevarme la contraria. Pero más allá de unos mínimos que el común de los mortales entendemos como algo que supera los umbrales del ruido, está claro que cada uno tenemos nuestros gustos.

Como decía un amigo "sobre gustos no hay nada escrito, pero habría que ir escribiendo" O no. Oye, que cada uno tenga sus gustos, que para eso son suyos. Yo, en cuestiones musicales no me caso con nadie. No puedo decir que me guste todo, pero sí que me gusta de todo. No endioso a ningún artista, e intento no despreciar a ninguno (aunque a veces es complicado). Para mí, al final lo que cuentan son las canciones tal y como llegan a mis oídos.

Antes decía que no sé si existe una manera de medir la bondad de una canción, pero he de reconocer que yo sí tengo mi particular registro de canciones que merecen un lugar destacado en mi vida. Da lo mismo que sea de los Beatles, de Fito, de Bisbal, de un artista desconocido o de Antonio Machín; si al escucharla me produce un escalofrío, agradable por supuesto, esa canción pasa sin remedio a mi lista de grandes éxitos. Y no hay más, porque al final son sólo eso, canciones que a fuerza de acompañarme forman parte de la banda sonora de mi vida.

No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que todos tenemos nuestra particular banda sonora, y se trata de algo único, personal, y yo diría que intransferible. Ni mejor ni peor que la del resto.



jueves, 28 de agosto de 2008

Comunidad vol. 2

Hace ahora casi dos años te abrí una ventana a mi comunidad de vecinos. Sigo en la misma, y básicamente seguimos siendo los mismos, con las mismas problemáticas. En estos últimos días se está fraguando incluso una especie de golpe de estado, o más bien golpe de comunidad, para la remoción del presidente (sí, sí, remoción es el palabro técnico que se emplea para expresar que le vamos a echar).

Pero no es de eso de lo que quiero hablarte hoy. Lo que quiero contarte es que en estas últimas semanas ha cambiado la visión que tengo de muchos de mis vecinos. Es lo que tiene esto del verano, de salir a la piscina y poder compartir tiempo, conversaciones, paseos, juegos, piscinas y demás con ellos y con sus hijos, y que han hecho que la mayoría de los días no los pase en casa aplatanado, tirando las tardes libres de la jornada de verano que ya está a punto de acabar. No, eso ha quedado ya para la historia.

Ahora lo que se lleva es salir a nuestro reducidísimo trozo de césped y pasar la tarde entre baño y baño con los vecinos. Piscinita, algún partido de pádel, mucha charleta, mucho niño corriendo de un lado para otro y sobre todo mucha alegría y familiaridad.

Sí, cada cual somos de nuestro padre y de nuestra madre. Pero la sensación es de total normalidad, en contraste con esas crispadas reuniones de comunidad. Ahora conozco a la gente por su nombre y no por el portal en el que viven y puedo, como ayer, compartir con ellos un larguísimo apertivo que se hizo comida, sobremesa, mus, merienda y por poco cena, y todo ello en el mismo sitio, junto a la piscina. Aunque seguirá abierta hasta el día 15, mañana cerraremos la temporada; primero con una chocolatada de merienda para los niños, y después con una cena de picoteo para todos.

Si hace dos años me preguntaba cómo poner de acuerdo al mundo si parece poco menos que imposible hacerlo con 70 vecinos, hoy tengo que abrir una ventana bien grande a la esperanza porque incluso dentro de esa multitud que aparentemente no se entiende es posible encontrarse formando parte de una pequeña-gran familia.

¡Olé por mi comunidad!


miércoles, 25 de junio de 2008

Aprendiendo a silbar...


Hace unos días iba caminando junto a Nacho, el hijo de unos amigos. Tiene sólo 15 meses, pero es fuerte y despierto. Él iba en su cochecito, empujado por su madre, y yo me puse a jugar con él. Más o menos.

Yo escondía mis manos donde no las pudiera ver, y chasqueaba los dedos, de forma que captaba su atención. Él miraba curioso buscando al causante de ese sonido. Como digo, es un niño despierto, y tras unos momentos de un tanto desconcierto levantó sus manos y se puso a cerrarlas y a abrirlas, imitando a su manera ese chasquear de dedos, porque ve a su padre cuando lo hace y ya lo ha asociado al sonido.

Como tantas cosas que hacen los niños, su gesto nos provocó una sonrisa y el comentario de que todavía le queda bastante tiempo hasta que aprenda a emitir sonidos al frotar pulgar contra corazón.

Y enlazando con esto, antes de ayer, en el metro -cómo no- un adolescente intentaba enseñar a una amiga a guiñar el ojo. La amiga en cuestión lo daba por imposible, y se excusaba diciendo que su madre ya había intentado que aprendiera de pequeña, pero nada.

Estas dos situaciones y otras que he vivido en otros momentos me hacen pensar en lo complicado que resulta a veces enseñar cosas que para nosotros son simples, casi mecánicas. Por ejemplo, silbar. Yo sé silbar de forma, digamos, normal, pero sin embargo soy incapaz de emitir esos silbidos fuertes (con o sin dedos en la boca) Y cuando me planteo el día que tenga que enseñar a silbar a alguien, me parece harto complicado.

A veces resulta increíble cuando una persona nos dice que no sabe guiñar un ojo, o chasquear los dedos, o silbar con los dedos en la boca, porque para los que sabemos hacer alguna de esas cosas, nos parece lo más sencillo del mundo, pero en realidad no lo es tanto.


martes, 10 de junio de 2008

¿Se acaba el mundo?

Hay estos días una cuña publicitaria en la radio en la cual una mujer le pregunta a su marido si no le parece que 237 botellas de agua es una cantidad más que suficiente para llevarse del supermercado a casa. El hombre en cuestión hace referencia a una súperoferta en el precio de un coche que para él sólo puede significar una cosa: que el mundo se acaba.

Ayer fue lunes; un lunes cualquiera sin nada que lo hiciera distinto de cualquier otro comienzo de semana. Sí, un poco de lluvia y frío que para ser 9 de junio no es lo habitual, pero poco más.
Sin embargo hubo dos imágenes que ahora siento no haber captado con la cámara de mi móvil: por un lado largas filas de coches esperando para repostar a la entrada de varias gasolineras, y por otro, los estantes de fruta, congelados, huevos y carne completamente vacíos en el supermercado.

¿Qué significa esto? ¿Que el mundo se acaba? ¿Que la gente se va a encerrar en su casa hasta que España caiga en cuartos (si no es antes)? Pues no, parece que no es nada de eso. Según dicen, hay huelga de transportistas, y en este país donde el juego del mensajero se desarrolla en toda su intensidad, una simple chispa puede hacer que arda Troya. ¿Problemas de desabastecimiento? Por lo que dicen, no los hay. ¿Histerismo injustificado? De eso nos sobra.

Yo hoy las seis saldré del trabajo y haré lo que tanto me gusta hacer de vez en cuando: llevar la contraria. Es decir, me iré a entrenar, pasaré olímpicamente del debut de la selección española de fútbol, y ni pasaré por el supermercado ni repostaré en la estación de servicio más cercana.

viernes, 23 de mayo de 2008

Las apariencias engañan

Hace unas semanas un antiguo compañero de trabajo me envió uno de esos correos electrónicos que muchos recibimos a diario, de esos que contienen un chiste, una imagen, una presentación... cualquier cosa que nos resulta curiosa, graciosa, o al menos digna de ser compartida con nuestra lista de distribución.

En este caso concreto lo que esta persona me envió fue un correo que contenía cinco vídeos pertenecientes a una campaña publicitaria de un país extranjero (no puedo saber de cuál) y por lo que me da la impresión, el negocio de esta compañía son las hipotecas.

Pero bueno, esto es lo de menos. Lo que me gustaría mostrarte hoy es el ingenio de esta campaña para hacernos caer en la cuenta de que muchas veces somos bastante rápidos prejuzgando a las personas, y con un simple vistazo nos montamos una historia que en la mayoría de las ocasiones no se corresponde con la realidad. Eso de "piensa mal..."

Generalizo porque creo que esto que no sólo me sucede a mí... Te dejo los vídeos a continuación; a ver si tengo o no razón...

Ingenioso y algo escatológico...



Un poco de humor negro...



Un toque gore...



Inevitable de temática sexual...



Todos son buenos, pero este ya es la guinda...



Como te decía, al menos yo me siento interpelado por esta campaña. No está de más parar un momento antes de lanzar juicios precipitados.

domingo, 27 de abril de 2008

Wonderland

El fin de semana anterior estuve en Wonderland. Tengo la enorme suerte de conocer a Alicia y a toda su familia, que muy amablemente me consiguieron un lugar privilegiado para poder contemplar este país de las maravillas.

No faltó nadie: el conejo que llegaba tarde, el lirón, la reina que no paraba de gritar "¡¡que le corten la cabeza!!", su esposo -el rey-, el sombrerero, la oruga, el huevo... todos, estaban todos.

Pero sobre todo estaba Alicia, que llenaba todo con su presencia, tanto cuando comía la galleta que hacía que creciera tanto que la habitación se le quedase pequeña, como cuando comía la otra que le permitía colarse por cualquier cerradura.

El conejo siempre llegaba tarde, pero para mí el tiempo que pasé en Wonderland pareció estar detenido.

Gracias a todos los chicos de "No es culpa nuestra" por trasladarme durante no sé cuánto tiempo a Wonderland. Gracias, Alicia.

(Podéis echar un ojito pequeño en esta sucursal de Wonderland en la red, y un auténtico artista ha colgado en su web algunas fotos de su visita al país de las maravillas...)

NUNCA olvidaré el tiempo que pasé en Wonderland.

martes, 22 de abril de 2008

Andrea

(Esta mirada sólo tenía dos títulos posibles: Javier o Andrea. Tan sólo dependía de lo que nos mostrara un increíble aparato llamado ecógrafo. Y el ecógrafo ha dado su veredicto: esta mirada es para Andrea)




Te presento a Andrea. Ya, ya sé que no se le ve demasiado bien, y tampoco sé si éste es su perfil bueno. Eso es porque aún es tan pequeña que tiene que ir en el vientre de su madre, y aunque hoy ha querido ponerse guapa y se ha portado muy bien quedándose quieta para la instantánea, es complicado sacar una buena foto con una tripa de por medio. Aún así, no está nada mal.

Tiene tan solo 19 semanas y unos pocos días . Por si no lo sabes, al principio la edad se cuenta en semanas; no te preocupes, a mí también me resultaba extraño al comienzo, pero te vas acostumbrando.

Aunque no ha avanzado ni un metro, ya lleva andado la mitad del camino, porque dentro de unas veinte semanas decidirá que ya es hora de conocer el mundo que hay más allá del hogar confortable que su madre le habrá estado proporcionando durante los nueve meses (cuarenta semanas) anteriores. Entonces sí que podré enseñarte su carita, la de nuestra niña -hasta hoy bichillo, bichilla, bichisuá...-. Andrea.

(Permíteme que te ayude a entender bien la foto: la cabeza está a la derecha; en la parte izquierda y central está el tronco, y la pierna izquierda aparece sólo hasta un pelín por debajo de la rodilla, que es lo que se ve en la parte superior izquierda. En 8 semanas, más.)

lunes, 21 de abril de 2008

Ecos de las elecciones

Tres imágenes que me dejaron las elecciones, sí, esas que hubo hace mes y medio y de las que ya nadie habla. Ahora la actualidad la marca la composición del nuevo gobierno y las mediáticas luchas internas en las filas de la oposición.

El tamaño ¿importa?

Pues resulta que andaba yo a pocos días de las elecciones pensando a quién votar, y me dije "voy a echar un vistazo a los programas electorales" Empecé por partidos minoritarios, como Ciutadans y UPyD, cuyos PDFs rondaban las 100 páginas. Por supuesto, no me los iba a leer enteros, así que ya puestos, quise ver cuánto ocupaban los de los partidos mayoritarios. El de IU andaba por ahí, por ahí, pero en cuestión de tamaño la diferencia la marcaban PSOE y PP, con ¡más de 300 páginas de programa! Mi más sincera enhorabuena a los valientes que se lo hayan leído. En mi caso, el tamaño sí que fue determinante para saber a quién no votar :-)

Cachorros (¿autómatas?)

La noche electoral se centraba en las sedes de los partidos, sobre todo de los dos más importantes. Los militantes y simpatizantes se congregaban allí, banderola en mano, para aclamar a sus respectivos líderes y celebrar la victoria que, claro está, sólo podía ser para uno de los dos. Al margen de fiestas o decepciones más o menos encubiertas, me quedo con las declaraciones que hacían esos entusiastas fans -en su mayoría jóvenes- a las unidades móviles de radio y televisión. Si ponía por escrito sus palabras, obviando sus voces, poco distaban de los mensajes emitidos en los últimos tiempos por los líderes de sus partidos. Pero además de en eso, me fijé que lo importante para algunos de los miembros del bando vencedor no era el hecho en sí de haber ganado, sino de que el rival no lo hubiese hecho (todo da igual, todo vale, con tal de que mi rival no gane). Triste panorama político para el futuro...

Tristeza de la mujer en la sombra

Mientras las cámaras, flashes y micrófonos se centraban en el candidato derrotado, yo no podía dejar de mirar a su esposa, que en un principio no apareció, pero que al poco se dejaba ver para acompañar a su marido en un momento tan agridulce (había obtenido un buen resultado, pero a todas luces insuficiente). Se nota que no es amiga de cámaras y flashes, pero eso quedaba en segundo plano contemplando su rostro cansado pero sobre todo triste, profundamente triste. Sólo ella sabe lo que pasaba por su cabeza en ese momento, pero aventurándose un poco cabe pensar en los últimos años de sacrificio, de ver a su marido dedicado en cuerpo y alma a su tarea de líder de la oposición y de candidato a la presidencia, y encontrarse ahora igual que hace cuatro años, sin otra recompensa que el desconsuelo y la orfandad de la derrota, contrastando con la serena y contenida alegría de la otra mujer en la sombra, la que durante otros cuatro años más habitará el Palacio de La Moncloa.



jueves, 27 de marzo de 2008

... lo demás no importa

[..] <contento>¡hola!</contento>
<contenta>entra, me estoy duchando</contenta>
<orgulloso>cariño, ¡me acaban de despedir!</orgulloso>
<despreocupada>bueno, ya encontrarás otro trabajo</despreocupada>
<sensual>(ella)cariiiiiñoo</sensual>
[..]

Este diálogo tan "normal" pertenece a un anuncio que escucho varias veces al día en una emisora de radio. ¿Qué es lo que se vende? Pues un centro médico especializado en problemas sexuales. El mensaje que se transmite literalmente es "si tu vida sexual está bien, lo demás no importa".

A fuerza de tanto oírlo ya me lo tomo de otra forma, pero no deja de provocarme en cierta manera. Está claro que la publicidad tiene como objetivo que el consumidor compre el producto anunciado, pero en las cuñas de este anunciante veo que el engaño es manifiesto; a lo mejor no explícitamente, pero no me imagino a nadie que llegue a casa tan feliz después de que le hayan despedido de su trabajo sólo por el hecho de que su vida sexual es tan estupenda que lo que le espera es un buen revolcón con su pareja.

Pero lo peor no es eso, lo peor es que seguro que habrá gente que tras escuchar estos anuncios puede llegar a pensar que la solución a todos sus problemas pasa por convertir su vida sexual en el auténtico motor de su vida. En fin, allá cada cual, y más en este tema...

miércoles, 26 de marzo de 2008

Viérnoles


Volvía yo de mi finde semana-santero, viendo nieve a ambos lados de la carretera cuando me llamó la atención un cartel en el que no había reparado en viajes anteriores. Indicaba el desvío a un pueblo llamado Viérnoles.

Curioso nombre, ¿verdad? Es una mezcla de viernes y miércoles, o al menos eso es lo que me vino a la cabeza en ese momento.

Luego, pensando sobre ello, me daba cuenta de que es la palabra perfecta para definir lo que fue mi jornada de trabajo hace justo una semana: miércoles, víspera de festivo, y encima nos dejaron salir del trabajo a las tres como sucede en tantas empresas los viernes (lo echo de menos).

Así que ya sabes, gracias a este pueblo tenemos una expresión divertida para definir ese tipo de días: VIÉRNOLES.

domingo, 9 de marzo de 2008

Maneras de vivir (y tú más)


En estos días de campañas electorales y de elecciones parece inevitable echar la vista atrás para hacer balance de lo que cada cual ha hecho en los últimos cuatro años, pero también es necesario mirar al frente para ver si nos espera más de lo mismo o no.

No me voy a enrollar en esta mirada perdiéndome en partidos, declaraciones, ideologías, dimes y diretes. Creo que no descubro nada nuevo si digo que la impresión que me transmiten los principales partidos políticos es que por lo general andan más preocupados de lo que hace o deshace el vecino que de exponer sus propuestas. Pero lo peor de todo es que en ocasiones me parece que justifican su forma de actuar y/o sus errores en las actuaciones del rival. Es lo que se conoce como "y tú más".

Esta frase más propia de niños pequeños parece regir el comporatimiento de los políticos. Pero lo más triste no es eso, lo más triste es comprobar que no hace falta subir tanto para encontrar esa manera de afrontar el día a día.

Hace unos días, durante una reunión de comunidad (sí, esa comunidad de vecinos tan estupenda a la que pertenecemos) contemplaba sorprendido cómo una madre, de profesión maestra, justificaba el no cumplimiento por parte de sus hijos de una norma concreta aprobada por los vecinos amparándose en que otros no cumplen otras normas; y no sólo eso, sino que además nos disuadía de cualquier intento de regañar a sus hijos por ese comportamiento. Repito el dato que más me impresiona: se trata de una maestra. Dios me libre de que alguno de mis hijos (cuando los tenga) caiga en la misma clase de esta mujer con semejante conciencia cívica. Ante algo así no hay respeto al maestro que se sostenga.

Si eso se ve en los que nos rodean ¿de qué nos quejamos?

(Por cierto, acabo de volver de votar: adivina a qué dos partidos no he votado :-) )

viernes, 22 de febrero de 2008

Otra vez, 16 meses después

Como si de un ciclo se tratara, me encuentro 16 meses después en el mismo punto: me marcho de un trabajo en la misma zona de entonces dejé, para cambiar a otro en la misma zona a la que me fui. Por supuesto que cada uno de esos sitios son diferentes, y que lo que dejo hoy poco o nada tiene que ver con lo que dejé hace ya más de un año. Me han bastado unos pocos meses aquí para decir ¡basta!

Lo único que espero dejarme aquí es la decepción que estos más de 8 meses me han causado. Me marcho agradecido hacia quien debo estarlo, pero sin perder un segundo en mirar atrás, y pensando tan solo en lo que tiene que llegar en apenas unos días: nueva empresa, nuevo proyecto, compañeros... una nueva aventura que espero que me aporte mucho y bueno. Con esa ilusión parto.

Este es un año de novedades y de dejar cosas atrás. Y este sitio, para mí, hace tiempo que quedó atrás.

jueves, 14 de febrero de 2008

Aseos


Me vas a permitir -o perdonar- que hoy me tire por lo escatológico. Esto es un observatorio, y aquí cabe de todo, así que nada, a apechugar :-)

Si hablo sobre este tema es porque me resulta curioso que algo tan cotidiano como ir al aseo en el centro de trabajo arroje tanta información sobre los usos, costumbres y educación de la gente. Como es lógico y natural, me ceñiré al comportamiento masculino.

La primera distinción está en el sitio elegido para miccionar: el inodoro de toda la vida (también conocido como la taza, el trono, etc.) o esos sanitarios exclusivos de los aseos masculinos, situados a media altura en la pared.

Yo personalmente me inclino por los segundos, que están diseñados para eso, para miccionar. Otros prefieren los primeros. Cada uno da su juego, como verás a continuación.



Me centraré primero en los inodoros de pie. El asunto más controvertido con estos viene a la hora de apretar el botón que suelta el chorro de agua para limpiarlo. Yo siempre lo aprieto después, nunca antes, salvo que a la vista sea estrictamente necesario; lo hago por una cuestión de minimizar el gasto de agua. Pero he visto todas las combinaciones: los que lo aprietan después, los que lo hacen tanto antes como después, o los que directamente parece que no se percataran de la existencia y/o utilidad del citado pulsador. Por suerte, hay aseos con un sensor que descarga al usuario de tan difícil elección. El comportamiento que tenemos mientras miccionamos en este tipo de inodoros, sobre todo cuando hay más de una persona siempre ha nutrido a los humoristas: mirada a la pared, esperando, esperando... :-)

Con el otro tipo de inodoros sucede tres cuartos de lo mismo, así que no ahondaré más en el asunto, y me centraré para estos en lo que se refiere a la puerta y las tapas. Algunos dejan la puerta abierta, que se les vea (a estos no les entiendo: para eso que utilicen el otro tipo de inodoro). Los hay que la dejan entreabierta; también que cierran, pero sin pestillo, y por último los que cierran con pestillo y todo. Lo que sucede dentro sólo se adivina después. Me refiero a si han tirado o no de la cadena, si han levantado o no la tapa, y cómo andan de puntería.

El asunto de la defecación da mucho menos juego, pero aún así se pueden observar varias cosas: que para algunos la escobilla es un elemento decorativo; que a la mayoría nos da corte que nos oigan apretar; que a pesar de la ley antitabaco, algunos se empeñan en dejar en el aseo la prueba olorosa de que se han saltado la ley a la torera; y que cuando el cartel dice que el papel para secarse las manos no se deshace en el agua, eso significa que no hay que tirarlo al inodoro, porque luego se atasca...

Una vez visto esto, sólo me queda hacer referencia a la cuestión del lavado de manos. Igual que en los apartados anteriores, se puede ver de todo: los que, como yo, se las lavan después; los que, como Torrente, veneran su miembro viril y se las lavan antes. Que se las laven antes y después no sé si he visto alguno. Pero de los guarros que no se las lavan nunca, bastantes. Y lo peor de todo es que abren la puerta tranquilamente... (no seguiré por este jardín...)

Ya te decía yo que este tema da mucho juego, y eso que he intentado no profundizar mucho...

Off-the-record


Por si no lo conoces, se trata de un término periodístico que se refiere a aspectos de una entrevista o conversación que no deberían hacerse públicos. Y digo que no deberían porque es frecuente encontrarse con perlitas extraidas precisamente de este tipo de situaciones. Las más recientes se vieron hace unos días durante una retransmisión de un partido de fútbol en Telecinco, y antes de ayer tras la entrevista al presidente del Gobierno en los informativos de Cuatro.



Tengo que reconocer que en el caso de este vídeo, nadie me garantiza que esto no sea un montaje, así que lo dejo en suspenso. El de Telecinco parece mucho más explícito:





Mi primera reacción es de rechazo ante este tipo de filtraciones, porque me parece juego sucio; incluso a veces se sacan fragmentos fuera de contexto y el escándalo que se pretende es aún mayor. Es de ese tipo de situaciones en las que piensas: "eso no está bien".

Pero me parece que no es menos cierto que sin ellas nos perderíamos una parte de la realidad de las cosas. Es como cuando las revistas nos presentan imágenes ideales de un personaje famoso. Cuánto bien les ha hecho el retoque fotográfico a ellos, a la vez que a nosotros nos ha sumido en el engaño. Estos personajes públicos no sólo deberían ser una imagen; para mucha gente son una referencia, un espejo en el que mirarse. Sí, nadie es perfecto, pero que no nos engañen tanto, porque lo que consiguen es que muchas personas se formen una visión del mundo y de la gente que nada tiene que ver con la realidad.

Como ves, me cuesta mojarme en este asunto, porque a la ética periodística se contrapone el derecho a la información. Si un político, artista, líder de masas, o lo que sea vende una forma de entender la vida cuando la cámara está encendida y luego, cuando cree que está apagada, se muestra que no es oro todo lo que reluce, a lo mejor vale la pena dejar la cámara y los micrófonos encendidos. Pero sólo a lo mejor...

lunes, 21 de enero de 2008

Siempre pagan los mismos

Otro día más oigo en la radio una noticia que se repite cada cierto tiempo: una mujer ha fallecido al estrellarse su coche con otro que circulaba en sentido contrario por la autopista A4.

Hasta aquí el hecho es relativamente normal: el impacto frontal le ha provocado la muerte. Lo terrible es cuando se sabe que la fallecida circulaba en el sentido correcto de la circulación, mientras que el ocupante del otro coche no. Pero lo peor es que el individuo (vamos a dejarlo en individuo, que me caliento y...) que circulaba en sentido contrario y que ha dado positivo en el control de alcoholemia, ha salido del accidente herido leve.

Y es que no es la primera vez que oigo esta noticia: el conductor responsable e inocente fallece, mientras que el borracho o irresponsable de turno salva la vida e incluso sale ileso. No me tranquiliza nada saber que no es suficiente con intentar hacer bien las cosas, porque siempre puedes sufrir las consecuencias de la irresponsabilidad de otros. No es un consuelo que el superviviente tenga que enfrentarse a las consecuencias de sus actos, porque él al menos tiene una vida para arrepentirse de lo hecho.

Sálvese quien pueda.