viernes, 20 de julio de 2007

Treinta y dos

Número treinta y dos. Me ha dado por buscar información acerca de este número, y me ha sorprendido encontrar incluso una entrada específica en la Wikipedia.


Para empezar, es el número natural que sigue al treinta y uno y precede al treinta y tres. Corresponde a un año menos de la edad de Cristo cuando murió. Es divisible por 1, 2, 4, 8, 16 y por sí mismo. Es el número atómico del Germanio (Ge), y el prefijo telefónico de Bélgica.

También, expresado en grados Farenheit, es la temperatura en la cual el agua se hace hielo. Es el número de piezas de un ajedrez, o de las piezas dentales de un adulto.

Hasta aquí, casi todo está sacado de la Wikipedia. Nunca cumplirás sin saber algo más. Pero no voy a seguir copiando.

Desde ayer, 32 son los años que llevo deambulando por este mundo. Treinta y dos veranos en los que ha habido de todo, aunque tampoco me voy a dedicar ahora a detallarlo.

Para simplificar, me quedo con los cumpleaños. Cargados de ilusión, regalos, y sorpresas, sobre todo cuando era más pequeño, y mucho más vacíos o tristes, de un tiempo a esta parte. Trabajar el día de tu cumpleaños, o estar de vacaciones a kilómetros de tus seres queridos son circunstancias que enrarecen lo que desde siempre ha sido un día especial.

De todas formas, no me puedo quejar. Ayer recibí un montón de felicitaciones, casi más de las esperadas, entre llamadas, emails y mensajes cortos. Afortunadamente creo que no han sido felicitaciones imperativas, aunque sí que es cierto que he echado en falta a algunas personas. Pero bueno, no se puede tener todo. Me conformo con mis 3 y 2. Trescientos sesenta y tres días con el treinta y dos.


lunes, 16 de julio de 2007

Un libro me conecta a ti

Reconozco ese punto cotilla que me hace posar sin remedio la mirada en lo que van leyendo las personas que tengo cerca cuando viajo en el tren o en el metro. Da igual si se trata de un libro, una revista, el periódico, o de hojas sueltas. No importa, allá que voy yo con esa vena curiosa tan typical spanish.

Tiene gracia que lo haga, porque a la vez soy de esas personas a las que les molesta notar la mirada del vecino fija en lo que voy leyendo; y me giro disimulando mientras pienso "cómprate el libro, macho, y sales de dudas".

A veces creo que este vistazo a lo que una persona lee me abre un cachito de su alma. No siempre es así, pero me agrada pensar que se puede saber más de una persona a través de lo que está leyendo.

Lo que más me gusta de esta situación es encontrarme con una persona que va leyendo un libro que yo he leído ya. Es como si por la gracia de un libro estuviéramos conectados. Me produce especial placer reconocer el libro sin necesidad de ver el título, tan solo echando un vistazo a un trozo de la página que tiene abierta. En ese momento pienso en lo que ese libro me transmitió, si me gustó o me dejó indiferente; me fijo en la parte por la que va y pienso "no sabes lo que te espera" o "ya verás qué final".

Y así, sin quererlo, y por un instante, un simple libro me conecta a ti...

Imagen obtenida de esta web