viernes, 28 de noviembre de 2008

Universitario de nuevo

Cuando hace unos días durante el bautizo de Andrea brindaba con familiares y amigos por el hecho de que en dos días empezaba en la universidad, algún graciosillo me decía "un poco mayorcito para empezar en la universidad, ¿no?"

Lo cierto es que empiezo en la universidad, sí, pero no como estudiante sino como currito o PAS (Personal de Administración y Servicios) que es como nos llaman por aquí.

Vengo en transporte público, lo que me deja mucho tiempo para mirar alrededor y ver un montón de chicos y chicas de diecimuchos o veintipocos que van y vienen. A veces les envidio, porque soy consciente de que no aproveché de verdad mis años de universitario; tenía la cabeza en otras cosas.

Ahora lo veo desde la barrera, pero también integrado laboralmente en todo este mundo universitario. Estoy en el Gabinete de Informática de una escuela superior de ingeniería. La acogida de mis compañeros, el ambiente general, lo que estoy aprendiendo, no tiene nada que ver con lo que he vivido los últimos años, y tengo que decir que me resulta alentador. Este ambiente universitario es distinto, más estimulante, más lleno de color, y me alegro de haber cambiado, porque nunca he estado más seguro de haber acertado con una decisión, aunque la palabra interino planee en el ambiente; pero todo es cuestión de borrarla con el tiempo...

Se busca sistema operativo (II): Debian en el portátil...

Bueno, pues ya he iniciado mi búsqueda de sistema operativo. Quizá esta mirada de hoy te resulte algo tediosa por lo técnico del asunto. Te eximo de asomarte si así lo crees conveniente.

He desempolvado mi fallido media center, y al encenderlo he visto que tenía instalados el Open Suse, el Windows XP y el Windows 2003. Ya ni me acordaba de lo que había.

Como me ha dado un poco de pereza ponerme con ello, he optado por meterme de lleno en mi viejo portátil Airis, que ya tiene la friolera de 7 años. Con semejante historia a sus espaldas, pretendo encontrar algo que no me exija demasiados recursos (es un Pentium III a 1 GHz con 384 MB de RAM, de los cuales 64 se los queda la tarjeta gráfica)

Puesto que soy un poco cagado, lo reconozco, y que a lo mejor Ana también tiene que usarlo, primero he instalado un Windows 2000 al que le pondré lo básico, procurando que mi delito sólo se quede en el S.O. y no en el resto de programas.

A partir de ahí, he utilizado una aplicación que se llama Unetbootin que lo que hace es permitirte instalar distribuciones linux sin necesidad de tener que grabarte la imagen correspondiente en un CD. Te descargas la imagen y él se encarga de lanzar la instalación.

Previamente había intentado buscar distribuciones ligeras. Tras un par de intentos fallidos con Zenwalk, TinyMe, y alguna más, finalmente dije "a la mierda" voy a instalar Debian, que es la que tienen por aquí algunos compañeros de trabajo (la siguiente mirada tendrá que ver con mi nuevo trabajo).

La verdad es que todo fue sobre ruedas, y al final se me ha quedado instalado un Debian Lenny (quién me lo iba a decir) de lo más aparente. Intentando optimizar un poco con el entorno gráfico, he sustituido Gnome por Xfce, y de momento no estoy del todo descontento. No es que vaya como una moto, pero no está mal. Aunque este navegador que trae, no sé, no sé, se me cierra cuando le da la gana, y el reproductor de flash no es que vaya muy rápido, pero esto es sólo el comienzo, y ya no hay quién me pare... Aquí una muestra del resultado:




viernes, 14 de noviembre de 2008

Radio oeste

Venía escuchando música en la radio y no sé por qué me ha venido a la cabeza Radio Oeste.

Radio Oeste era una emisora de FM que emitía desde Pozuelo de Alarcón en los años 90. Ponían canciones de todo tipo y sin interrupciones (el locutor hablaba sólo entre canción y canción), y me acuerdo que nos pasábamos horas escuchando y con el radiocassette preparados para grabar alguna canción que nos gustara.

Resultaba emocionante pasar por delante del edificio donde emitían -muy cerca del ayuntamiento- y ver a algún locutor. Y es que en esa época cualquier acercamiento, por pequeño que fuera, a un medio de comunicación era todo un acontecimiento. Ver por la calle a algún famoso que salía en la tele, presenciar de lejos la grabación de algún anuncio, e incluso salir en la televisión aunque fuera de pasada era lo más de lo más.

Ahora, como sucede con tantas cosas, los medios de comunicación son algo cotidiano y normal en nuestra vida. Poco o nada nos sorprende ver en la calle una cámara o un periodista micrófono en mano buscando la opinión de algún viandante sobre cualquier tema con el que rellenar el correspondiente programa, lo mismo que no sorprende abrir el grifo y ver que sale agua.

Si hay que buscarle un lado bueno a esto es que perdidas entre tanta cotidianidad aparecen de vez en cuando cosas aparentemente insignificantes pero que me devuelven esa capacidad de sorpresa e ilusión. Las cosas pequeñas vuelven a tener sentido entre tanta globalidad: una sonrisa, un abrazo, el gesto de un niño, un detalle de amabilidad, la contemplación de un paisaje o de un atardecer...

En cuanto a Radio Oeste, no sé qué fue de ella...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Invadidos

De un tiempo a esta parte me ha dado por pensar que quizá se avecina una guerra, porque no hago más que ver tanques por las calles y carreteras.

No, no te alarmes, es sólo una forma de hablar. Esos tanques no son más que una metáfora de los mastodontes de cuatro ruedas tipo todoterreno que tanto se están vendiendo últimamente.

A mí personalmente es una clase de coche que no me atrae, ni desde el punto de vista estético ni desde el punto de vista práctico, que es en lo que más me fijo normalmente. Porque sí, da gusto ver un coche bonito lo mismo que repatea ver diseños horrorosos, pero al final soy de esas personas que ven en el coche nada más que un instrumento para ir de un sitio a otro, y no una fuente de placer visual o sensorial como muchas veces la publicidad nos intenta vender.

Me parecen los todoterrenos vehículos poco o nada prácticos. Cuestan mucho, consumen más; sólo el gasto en neumáticos creo que me marearía, y tiene todos los inconvenientes de un coche grande. Puedo verle el sentido en determinadas zonas rurales, pero no en ciudad, donde ocupan mucho, consumen mucho, y no pegan ni con cola. Opinión personal, por supuesto.

Es una moda, como todo, pero me parece a mí que lejos de ser pasajera, va a más cada día, y son muchas las marcas de gama baja que también están sacando sus versiones de este tipo de vehículos.

Sólo espero no ser invadido en ningún sentido por ellos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Se busca sistema operativo


Siempre he usado Windows, como la mayoría de los mortales. Es lo que toca, es lo que todo el mundo usa y tiene instalado en su ordenador personal.

Hace unos años, cuando me compré el portátil, me interesé por Mandrake, una distribución GNU/Linux, pero no conseguí que funcionara bien y lo dejé aparcado.

Desde hace ya un par de años retomé el tema GNU/Linux, aunque tengo que reconocer que sin la dedicación que sospecho que requeriría, y actualmente tengo Ubuntu conviviendo con Windows XP en mi ordenador de sobremesa de casa, y OpenSuse conviviendo con Windows 2000 en el ordenador portátil.

En estos últimos días estoy replanteándome abordar el tema de nuevo, pero además de los ya citados, estoy barajando la posibilidad de probar otros, en concreto OpenSolaris y ReactOS, que por sus características están cerca de GNU/Linux y de Windows XP respectivamente.

En el caso de estos dos últimos no hay mucho problema, porque son lo que son y no hay más donde escarbar, pero el tema de GNU/Linux es un poco más complicado.

El problema es elegir la distro concreta, porque las hay para todos los gustos. Más o menos orientadas al usuario final o al usuario más geek y avanzado. Más o menos sencillas de instalar. Más o menos fieles al concepto GNU. Más o menos configurables. Más o menos...

Como esto es muy complicado y tengo un PC en casa muerto de risa, creo que voy a mirar la forma de instalar de todo y probar, a ver por cuál me decido. Ya te contaré si merece o no la pena "pasarse al lado oscuro", como dice un amigo.