miércoles, 9 de agosto de 2006

El rincón del arte nuevo

Hay un local en Madrid, concretamente en la calle Segovia, de esos que se pueden considerar de referencia dentro del circuito de canción de autor. Es el Rincón del Arte Nuevo.

Hace ya unos cuantos años, cuando yo era algo así como una especie de cantautor, llegué a actuar en ese local. Tampoco guardo un recuerdo especial de aquella época, porque actuar un domingo a media tarde ante un público muy reducido no es algo que me dejara lo que se dice marcado. Pero bueno, el caso es que el Rincón del Arte Nuevo ha visto pasar a artistas de todo tipo (cantautores, humoristas, showmen, etc). Por citar sólo algunos ejemplos, ahí tenemos a Faemino y Cansado, Académica Palanca, Ángel Garó, Kike González, Ketama, Melendi, y un largo etcétera (sin olvidarme a mí, claro ;o) )

Pero me he dado cuenta de que le han salido competidores. Aquí os traigo uno. También es un rincón de arte nuevo, aunque sin letrero ni web propia, y está situado en el pasillo que une las líneas 5 y 6 de metro en la estación de Diego de León. Salta a la vista que son distintos: las mesas, sillas, ambiente recogido y luz tenue de uno contrastan con el ancho pasillo, la iluminación nada íntima y el continuo ir y venir de la gente en el otro. Pero al final, en esencia, los dos son un escaparate al que se asoman artistas más, menos, o completamente desconocidos, para que el resto podamos contemplar lo que tienen que c@ntarnos.

El cartel es de lo más variado, lo mires por donde lo mires: en su origen (africanos, sudamericanos, españoles, centroeuropeos, y más), en su estilo (canción de autor, rock, reggae, música clásica...), composición (normalmente solos y duos) y en los instrumentos que tocan (guitarras de todo tipo, violines, teclados, flautas de pan, acordeones, o la simple voz acompañada de música pregrabada) para que nunca pare la música en el otro rincón del arte nuevo.

No es raro encontrar al artista del día metido en faena antes de las 8 de la mañana, y tampoco extraña que siga en el mismo sitio varias horas después (¿estará toda la mañana actuando, o se tomará al menos el típico café de media mañana, como buen funcionario?) Imagino que el rincón no tiene lista de espera ni reservas: el primero que llega se pone manos a la obra una vez que planta sus trastos (más o menos sofisticados, aunque eso nada tiene que ver con el resultado final.)

Su público es fugaz y, por lo general, desconsiderado (no hay tiempo para más). Pero me niego a pensar que la gran mayoría de los que pasamos por delante de ese escenario a ras de suelo lo hacemos sin más, como si no hubiera nadie. Yo, al menos, no puedo evitar desviar durante unos segundos mi atención hacia el artista que en ese momento me brinda su arte, con mayor o menor acierto, (subjetivo), pero sin duda con lo mejor de su arte nuevo. No hay consumición, y no tienes que quedarte hasta el final; pero hay días que una canción lo cambia todo ¿no crees?

No hay comentarios: