jueves, 22 de noviembre de 2007

Atado de pies y manos

Ayer recibí un correo de mi operador de telefonía móvil, Movistar, en el que se me presentaba el nuevo y estupendo catálogo del programa de puntos digital, totalmente gratis. Deben haberme leído el pensamiento, porque estoy a punto de decidir cuál será mi nuevo teléfono.

Hasta aquí, todo bien. Pero sigo leyendo el correo y parece ser que para poder visualizar el citado catálogo tengo que descargarme e instalar en mi ordenador (en cuál de ellos¿? :-)) una aplicación llamada Zinio Reader (primera vez que lo oigo). Mi primer pensamiento es "¡horror!", vislumbrando lo que sólo unos clicks más adelante, ya dentro de la página de la susodicha aplicación, queda confirmado: los requisitos del sistema me dicen que yo, usuario cada vez más habitual de GNU/Linux, sólo puedo instalar el programa en sistemas operativos Windows o Macintosh. Miro las FAQs, y se confirman mis sospechas: estoy atado de pies y manos al imperio Microsoft.

A ver, no soy de esos que van diciendo "Microsfot = satanás". Me parece que tienen cosas buenas, y que tienen mucha culpa de que la informática esté presente en muchos lugares donde hace unos años era impensable; pero de un tiempo a esta parte me he vuelto un tanto beligerante con su forma de actuar amparándose en su posición de dominio dentro del mercado, que da lugar a situaciones como la que relataba al principio de esta mirada. Me siento atado de pies y manos.

Mientras otros se esfuerzan por abrir el abanico de posibilidades y dejar que seamos los usuarios los que decidamos, Microsoft mantiene su filosofía de "lo mío es lo mejor y si quieres ser alguien, debes ser compatible conmigo; si no, atente a las consecuencias, porque yo no me voy a mover un pelo en tu dirección". Sirva un ejemplo: OpenOffice permite abrir, modificar y guardar documentos de Microsoft Office, además de otros muchos formatos -entre ellos, el estándar ODF-. Intenta en Microsoft Office abrir un documento ODF, y luego me cuentas el resultado.

Este es un tema largo, y podría seguir, por ejemplo, con el asunto de la compatibilidad de las páginas web con navegadores distintos a Internet Explorer. Pero por hoy, basta.

Tan sólo pido que se me permita acceder a la información siendo yo quien decida el sistema operativo, navegador o aplicación que quiero utilizar. Desátenme, por favor.

No hay comentarios: