jueves, 16 de agosto de 2007

Todo es relativo

Hace sólo unos días sucedía en España un hecho que aunque no se puede considerar insólito, sí que es bastante raro. Un terremoto de 5,1 grados de intensidad, con epicentro en Ciudad Real, que se dejó sentir en muchos otros puntos del país.

Yo andaba por el norte, en Cantabria, y la única noticia que tuvimos allí del terremoto fue la que nos proporcionaron la radio -casi inmediatamente- y la televisión -algo más tarde-. Allí no tembló nada de nada.

Fueron pocos segundos, pero por lo inusual se convirtió en la noticia del día. Es verano, y una rareza de este tipo te llena medio programa radiofónico o medio telediario.

Han pasado unos pocos días, y ya nadie habla del terremoto. Vuelve la calma propia del mes de agosto, si bien es cierto que los reyes de la actualidad -políticos y futbolistas- están culminando su pretemporada y empiezan con sus breves escaramuzas, anunciando su regreso que ya está ahí, a la vuelta de unos pocos días.

Absortos en nuestra nube, mirando nuestro ombligo como suele ser habitual, nos llega la noticia de un terremoto en Perú de nada menos que 7,9 grados (sobre un total de 9). De momento parece que la relación entre la intensidad del seísmo y el número de víctimas es menor de lo que se podía esperar, pero desgraciadamente los escombros puede que cambien esa proporción.

De nuevo se ponen en marcha los medios de comunicación, repletos de becarios tan voluntariosos como amodorrados ante la falta de trabajo; es hora de cubrir LA noticia como se merece. Durante el día de hoy será portada de telediarios y boletines informativos. Dentro de tres días, cuatro a lo sumo, ocupará un reducido espacio en la crónica internacional. Pero para algunas personas, seguirá teniendo una dolorosa actualidad.

Como puedes ver, todo es relativo. Un pequeño terremoto merece día y medio de atención. Uno un poco más grande, conseguirá tres o cuatro días. Hala, a seguir con las vacaciones.

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