lunes, 6 de noviembre de 2006

Cambios

No echaré de menos los madrugones desagradecidos,
ni las prisas por llegar, ni los vagones que se marchan.
No echaré de menos los apretones, las escaleras mecánicas,
la falta de ducha o los malos olores.
Tampoco la indiferente falta de educación
con el anciano, el niño o la embarazada.
No echaré de menos los relojes
encajados en tornos que no tienen misericordia,
ni la luz mortecina de las escaleras,
ni las paredes que echan en falta a alguien
que les dé una mano de pintura.
Y tampoco echaré en falta el dejar pasar las horas
sabiendo que mueren y no han de volver...

Pero sí que echaré de menos la solidaridad del bostezo
y los gestos que me reconcilian con el mundo;
las flores que se adivinan entre tanta suciedad
y los paseos cuando el tiempo poco importa...
Echaré de menos el saludo al segurata,
el buen humor de Ángel en la cafetería,
el "¿estás muy liado?" de Marisa,
y también su sonrisa...
Echaré de menos el buen rollo de la cuarta,
los remilgos de Ana, y las charlas escaleras arriba.
Echaré de menos tanto y tanto que hoy se queda
a la sombra de los cambios.
A la sombra, que no olvidado...

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