jueves, 7 de marzo de 2013

Mareas ciudadanas

El pasado sábado día 23 me uní a la marea ciudadana de Madrid. Bueno, en realidad la convocatoria se había denominado tsunami de mareas, ya que iban a partir de diferentes puntos de Madrid para juntarse todas en la plaza de Neptuno a las 18 horas. 

Ha habido muchas convocatorias de este tipo a las que me he quedado con ganas de ir, pero siempre hay algo que lo impide. En esta ocasión también tenía un compromiso social, pero las ganas y el impulso de todo lo sucedido durante esa semana en la UPM pudieron más y contando con la complicidad de mi otra mitad pude acercarme a la Gta de Embajadores para unirme a la marea verde y llegar hasta Neptuno.

Durante el recorrido, que hice con un compañero/amigo del trabajo y toda su familia -esposa, hijas y suegro- se respiraba tranquilidad y buen ambiente. El tiempo dio un respiro y la tarde fue soleada y menos fría de lo que se esperaba; además, el calor humano hace, y mucho.

Nosotros fuimos adelantando a muchos grupos, constatando la heterogeneidad de los que allí nos encontrábamos, empezando por la edad (de 0 a ...taitantos), la nacionalidad, la ideología, etc. En definitiva, mucha gente de origen diverso manifestando su descontento con la realidad actual para la que nuestros gobernantes sólo parecen tener la respuesta que interesa a tan sólo unos pocos.

En algunos momentos tenía la sensación de estar un poco perdido entre tanta diversidad, pero si lo pienso un poco mejor, se trata de algo muy grande que gente que poco o nada tiene que ver entre sí en lo que se refiere a su forma de pensar, a su realidad, a su trabajo (si lo tiene) se junte para gritar una vez más a los oídos sordos de quienes tienen la responsabilidad de dirigirnos que ya está bien, que no se puede cargar sobre nuestros hombros la culpa de algo que nosotros no hemos provocado. Que este camino sólo lleva al extremismo y a la desigualdad más terribles. Y si no, al tiempo.

Me pareció fenomenal que hubiera niños pequeños, pero siendo así ya no me pareció tan bien que se emplearan algunas expresiones malsonantes en ciertos cánticos que escuché. Creo que hay formas más ingeniosas de protestar con la palabra sin llegar al "que se metan por el culo la reforma laboral". Deberíamos pensar qué les estamos enseñando a nuestros hijos pequeños. (Tan sencillo como cambiarlo por "que se apliquen para ellos, que se apliquen para ellos la reforma laboral").



Tras esta pequeña crítica sólo me queda decir que la lucha sigue, que aunque mucha gente sigue instalada en el conformismo o se agarra a sus líderes porque es lo que toca, o no protesta porque piensa que no sirve de nada, creo que cada vez hay más gente harta  que está dispuesta a decir ¡basta ya! Que ahora sólo podemos ejercer nuestro derecho al pataleo, sí, pero aunque parezca que sirve de poco hay que hacerlo, porque es cierto aquello de "quien calla, otorga". Y no podemos callarnos para que luego digan que "una mayoría silenciosa, que no sale a manifestarse, está trabajando -el que puede- para sacar el país adelante". Como si los que nos manifestamos no lo estuviéramos haciendo, o intentándolo, porque cada vez resulta más difícil para muchos respirar; otros ni siquiera se han dado cuenta del olor a podrido.

Empezando la protesta (Ronda de Valencia)

La sanidad no se vende, se defiende

Cabecera de la marea proveniente de Embajadores

Estas cosas, en familia, mucho mejor :)

"¡Sa-ni-dad, pú-bli-ca!

En Neptuno la cosa estaba muy tranquila a la espera de todas las mareas

Frente a la Carrera de San Jerónimo, mucha más gente y furgones blindando el Congreso.

Otra de las mareas, bajando desde Cibeles

No hay comentarios: