lunes, 7 de marzo de 2011

Señales... esas grandes desconocidas

Imagínate que una mañana subes al autobús que utilizas para ir al trabajo, y en los escalones te encuentras una señal como ésta:

a la que acompaña el texo: "Uso obligatorio del cinturón". Y que esa misma señal aparece encima del cristal delantero del autobús, sí ahí, justo donde suele ir la televisión; vamos, en un sitio a la vista de todos los viajeros.

Vale, pues ahora viene lo importante. Ante esa señal ¿tú qué harías?

a) Mirar si en tu asiento hay cinturón y, en caso afirmativo, abrochártelo.
b) Pasar olímpicamente de la señal, porque vas en un autobús y, claro, un autobús no es un coche.

Creo que hay cosas que no dan lugar a interpretaciones. Una señal de 110 km/h (justo hoy viene al pelo) significa que en la vía donde está situada es la máxima velocidad a la que se puede circular, y una señal de "uso obligatorio del cinturón" significa... me da verguüenza, pero es que es de perogrullo, significa que hay que abrocharse el cinturón.

Como suele oírse, una de las cosas que en las que los españoles y nuestros vecinos del norte de Europa nos diferenciamos es en el respeto a las normas de circulación. Te puedo asegurar que en los autobuses que cojo para ir o volver del trabajo, y que llevan cinturón, somos pocos, muy pocos, me atrevería a decir que menos del 20% los que nos abrochamos el cinturón.

Y pienso yo, si no somos capaces de respetar algo tan básico como una norma de circulación que es o sí o no, ¿cómo luego nos sorprendemos de las cosas que pasan en el día a día?

Hay gestos que no cuestan nada y salvan vidas; pero no sólo eso, sino que además son como pequeñas piezas que ayudan a sentar las bases de una sociedad mejor. Al menos así lo veo yo.


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