lunes, 7 de marzo de 2011

Facebook


Muchas cosas me vienen hoy a la cabeza al leer esa palabra, y al oír a Rouco Varela (presidente de la Conferencia Episcopal Española) alertar del peligro de las redes sociales “que propician un estilo de vida virtual y vacío de encuentros y relaciones verdaderamente personales” me cabreo por varias razones:
  • porque una vez más demuestran que viven en otro mundo,
  • porque no son conscientes de que como tantas cosas en la vida, las redes sociales tienen muchas ventajas aunque no carecen de puntos negativos, y
  • porque no debe darse cuenta de la cantidad de católicos, no sólo de base sino también religiosos, religiosas y sacerdotes que ya tienen perfil en facebook.
Quizá no le haya sentado bien la cantidad de grupos que hay en esa red social que no le tratan precisamente con respeto (y con los que para nada estoy de acuerdo, porque la diferencia de opinión nunca debe estar reñida con el respeto).

Yo sólo puedo hablar de este tema desde mi experiencia personal. Entré en facebook no recuerdo muy bien cómo ni por qué. El caso es que al principio no le hacía demasiado caso, y cuando entraba era para comprobar la cantidad de chorradas en las que la gente perdía el tiempo (juegos, aplicaciones para mí algo ridículas, etc). El caso es que poco a poco me ha ido sirviendo para recuperar el contacto con personas de las que apenas sabía, y mantenerlo con otras a las que veo muy de cuando en cuando. Creo que es la mejor manera de estar permanentemente en contacto con tus amigos. Para rematar, con la llegada de mi nuevo smartphone, no puedo negar que he pasado de entrar en mi perfil una o dos veces por semana, a hacerlo varias veces al día.

Creo que Rouco definitivamente vive en otro mundo si no se da cuenta del potencial que las redes sociales tienen como medio de comunicación. Y si no, que se lo digan a las empresas que ya saben bien eso de que "si no tienes perfil en Facebook o Twiter, es que no existes". Yo creo que quienes humanizan o deshumanizan las relaciones son las propias personas. Echarle la culpa a los medios es fácil. Siento mucho que personas como monseñor Rouco, que supuestamente deben orientar a mucha gente no sean capaces de mirar más allá del titular.

Por último, saliendo ya de la polémica anterior, observo cómo las redes sociales han provocado que mucha gente olvide sus blogs (los que yo tengo en mi lista de favoritos están abandonados desde hace mucho, porque sus autores se han pasado a Facebook). Es una pena, pero es lo que hay. Yo, por mi parte, intentaré que no me suceda lo mismo.

Nos vemos en la red, que es más que no verse en ninguna otra parte.

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