sábado, 10 de marzo de 2007

Bienvenido

4 kg. 53 cm. Ocho de la tarde del ocho de marzo. Ha llegado Nacho, el primer hijo de Elena y Santi, dos grandes amigos.

Esta tarde les he visitado en el hospital. No son los primeros amigos que tienen un niño, pero la situación es especial porque, como ya he dicho, se trata de dos grandes amigos. Y si encima se une que Nacho era un niño muy pero que muy deseado por todos, poco más queda que decir.

Me gustaría describir la maravillosa imagen que he presenciado al entrar en la habitación, aunque como siempre, temo no ser capaz de encontrar las palabras adecuadas. Pero no queda otro remedio; en este caso creo que por respeto a ellos no habrá más imagen que mi descripción.

Elena estaba sentada; imagino que harta de pasar muchas horas en la cama. En el otro sillón estaba Santi, bien acomodado, y con un bichillo dormido sobre su pecho. Todo lo grande el padre, todo lo pequeño el hijo. Una de esas imágenes que las ves y al instante te transmiten paz, ternura, y un deseo de estar en el lugar de ¿ambos? Algo difícil en mi caso: demasiado grande para ser durmiente, y demasiado poca cosa para ser lecho.

Pero antes de todo esto, antes de entrar, me he encontrado en la puerta de la habitación un montón de flores y un cartel enorme que decía "Bienvenido". Una vez dentro, había otros dos carteles parecidos, con la misma palabra. Tan sencillo y tan certero.

Te agradezco tu llegada y, como un cartel más, te digo: "Bienvenido".

1 comentario:

Negartija dijo...

Qué mirada tan tierna...