martes, 11 de mayo de 2010

Pasados de frenada

Un día más, el transporte público es protagonista de este observatorio.

Ayer por la mañana, como casi todos los días, cogí el G para llegar al trabajo. De repente, a pocos metros de haber abandonado la parada, la conductora da un pequeño frenazo. Levanto la vista y veo que estamos en un carril que no es el nuestro; nos hemos desviado por donde no era. Lo primero que pensé fue que algún coche le había cerrado, pero apenas un instante después sus palabras "me he equivocado" desmienten mi impresión inicial (para una vez que no había sido mal pensado...) En fin, vuelta a la manzana y esta vez sí, por el camino correcto.

Y a la vuelta, al mediodía, algo que se da más habitualmente: al llegar a Moncloa veo que mi vagón no está a la altura de siempre en el andén; está claro, se ha pasado bastante de frenada. La nota graciosa la puso una chica que pulsaba desesperada la puerta, mientras otro, con toda la guasa del mundo le decía que no se esforzara, que se iba a dejar el dedo, porque el conductor se había pasado tres pueblos y tenía que dar marcha atrás. Al mal tiempo, buena cara, porque de nuevo me pilló de buenas; si hubiera ido pegado de tiempo, otro gallo me hubiera cantado.

Y todo en el mismo día...

jueves, 6 de mayo de 2010

Atrapados en el bus

No suele ser lo habitual quedarse encerrados en el bus; parece más propio del metro con sus averías. Pero sí, hoy he pasado junto a varias decenas de personas unos 20 minutos encerrado en el bus, camino al trabajo. Todos los días cojo el bus, y estoy acostumbrado a que nunca pase nada, pero hoy se ha roto la regla.

Una chica se ha dado cuenta de que le habían robado el móvil y eso ha desencadenado una situación un tanto rocambolesca; estábamos frente a una parada, pero nadie podía bajarse del bus. El conductor ha tenido que llamar a la policía, y mientras esperábamos se veía y oía de todo: risas de unos, quejas y desesperación de otros, caras de "no me lo puedo creer".

A mí me ha pillado de buen día, porque esta semana ando sobrado de horas, pero comprendo perfectamente a los que tenían un examen y veían que no iban a poder llegar por una situación que nadie esperaba.

Ha llegado la policía, y merecía la pena ver el careto del agente mientras el conductor le debía estar explicando la situación (ahí no cabía otra reacción más que la risa).

Al final todo ha sido para nada, porque han dejado bajarse a la gente, la chica ha bajado entre disculpas con uno de los policías en la siguiente parada, supongo que para hacer la pertinente denuncia, y aquí no ha pasado nada. Bueno, sí, algo ha pasado que me ha permitido traer hasta aquí una mirada después de mucho tiempo.


(No estoy muy puesto en el tema, pero hoy en día ¿qué sentido tiene robar un móvil? Imagino que algún sistema habrá para saltarse el bloqueo de IMEI, si no, no lo entiendo)