jueves, 6 de mayo de 2010

Atrapados en el bus

No suele ser lo habitual quedarse encerrados en el bus; parece más propio del metro con sus averías. Pero sí, hoy he pasado junto a varias decenas de personas unos 20 minutos encerrado en el bus, camino al trabajo. Todos los días cojo el bus, y estoy acostumbrado a que nunca pase nada, pero hoy se ha roto la regla.

Una chica se ha dado cuenta de que le habían robado el móvil y eso ha desencadenado una situación un tanto rocambolesca; estábamos frente a una parada, pero nadie podía bajarse del bus. El conductor ha tenido que llamar a la policía, y mientras esperábamos se veía y oía de todo: risas de unos, quejas y desesperación de otros, caras de "no me lo puedo creer".

A mí me ha pillado de buen día, porque esta semana ando sobrado de horas, pero comprendo perfectamente a los que tenían un examen y veían que no iban a poder llegar por una situación que nadie esperaba.

Ha llegado la policía, y merecía la pena ver el careto del agente mientras el conductor le debía estar explicando la situación (ahí no cabía otra reacción más que la risa).

Al final todo ha sido para nada, porque han dejado bajarse a la gente, la chica ha bajado entre disculpas con uno de los policías en la siguiente parada, supongo que para hacer la pertinente denuncia, y aquí no ha pasado nada. Bueno, sí, algo ha pasado que me ha permitido traer hasta aquí una mirada después de mucho tiempo.


(No estoy muy puesto en el tema, pero hoy en día ¿qué sentido tiene robar un móvil? Imagino que algún sistema habrá para saltarse el bloqueo de IMEI, si no, no lo entiendo)


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